Arquitectura y escultura formaron a la par un programa iconográfico dedicado a la doctrina cristiana. Al principio, en las primeras construcciones apenas había escultura y mucho menos escultura monumental, pero poco a poco se fueron creando las puertas de las iglesias con sus arquivoltas bien decoradas, incluso con decoración historiada, lo mismo que los capiteles, los tímpanos y los frisos.
En la arquitectura románica de Castilla y León se distinguen también las tres etapas del románico general, primer románico, románico pleno y tardorrománico, aunque la primera apenas tuvo lugar y sólo se conocen dos ejemplares, edificados además fuera de su tiempo, cuando ya se había introducido el románico pleno.
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